El desgaste de una discusión

 Cuando las dicusiones devienen en hábito dificil de evitar, se ha caído en una zona distinta a la de una comunicación normal o una discusión aleatoria.

Una discusión acalorada pero constructiva y superadora puede abrir alguna puerta, las discusiones que a veces vemos instaladas en una familia y que sus mismos integrantes dicen no poder evitar, sólo producen jirones que corroen la relación hasta llegar a la encrucijada que les devuelve una pregunta: "Vale la pena seguir?"

Como discutir erosiona la vitalidad y el entusiasmo se resienten todas las decisiones que hacen falta tomar en la vida diaria y se vuelve un problema cada acto que sin ese escollo sería natural que ocurra.

Cada vez que se produce la tan temida y reiterada discusión, los a su vez reiterados participantes entran en un esquema que los abarca y supera, una estructura creada para autoconfigurarse según ese esquema y que no tiene apertura, es un circuito cerrado, al menos para ellos y por el cual se sienten atrapados. Ya saben cómo empieza y cómo termina, porque el esquema se repite.

Se trata de una superestructura comunicacional casi con vida propia que se ha apoderado de las voluntades de los protagonistas. Porque no falla, está siempre presente, aparece en cualquier momento y no lo pueden evitar.

Un pacto que rechace de plano tal circuito comunicacional propuesto por sus actores, decidido con la suficiente capacidad de convencimiento o una consulta a tiempo pueden cambiar esta pesadilla que muchas familias o parejas padecen.

Prevenir es cuidar_se

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